La industria hotelera no ha dejado de crecer en los últimos años en el mundo. Ese incremento tiene su origen en el auge del turismo y de los viajes, estimulados a su vez por fenómenos globales como el aumento de los ingresos de las familias de clase media, el envejecimiento de la población —que tiende a viajar más— y una mayor conectividad entre destinos.
Transcurridos más de tres lustros del siglo XXI, las transformaciones sociales, culturales y económicas han revolucionado un negocio que surgió de ofrecer a individuos errantes hospedaje temporal en habitaciones que constaban de una cama, un armario, una mesa pequeña con silla al lado y un lavamanos.
Hoy los hoteles son exhibiciones de progreso y sofisticación. Tienden a ser producciones temáticas en las que se involucran ingenieros, arquitectos, diseñadores e interioristas, entre otros profesionales. Actualmente la idea, más que dar alojamiento, es generar experiencias estéticas, al tiempo que utilitarias y funcionales a una nueva generación de huéspedes.
Vista la potencialidad de la industria hotelera y su proyección en el futuro inmediato, las compañías especializadas en diseño de estos espacios requieren del conocimiento profundo de la marca, la ubicación y las expectativas de quien planea una estadía fuera de su casa por negocios o vacaciones.
Un hotel diseñado efectivamente ofrece el confort de una iluminación adecuada, clima agradable, sensaciones visuales gratas, calidad arquitectónica y decorativa, efectos que deben acompañar a una estructura interna con espacios comerciales, culinarios, de esparcimiento y salud. Todo esto es el resultado de un trabajo de equipo, que en conjunto desarrolla imagen e identificación de la marca.
Sin embargo, debe concientizarse que cada hotel es un caso, más allá de que esté emplazado en un centro urbano, en una zona histórica o en un paraje oceánico o montañoso. Cada uno tiene connotaciones que deben aprovecharse para involucrar al cliente y su aspiración de bienestar. Un hotel exitoso es aquel que imprime en la memoria del cliente una experiencia sublime.
Ya sea para construir o remodelar, antes de abrir las puertas de un hotel deben considerarse varias actividades previas al proyecto, ello determinará su éxito y mantenimiento en el tiempo. Diseño de servicios, gestión de equilibrio energético y del ciclo de vida de materiales y recursos, planificación del desarrollo progresivo, flexibilidad y adaptación en el tiempo, así como integración con las nuevas tecnologías y plataformas de la información son esenciales para alcanzar esos objetivos.
La industria hotelera se está abriendo a nuevos actores, a clientes, creativos y juveniles, atraídos y beneficiados por la competencia de precios, pero también por la libertad para consumir y elegir. De allí que no pueden descuidarse las tecnologías que, en el mediano plazo, tendrán todos los alojamientos: entrada a las habitaciones sin llaves ni tarjetas (aplicación de los móviles), televisión en el espejo, teléfonos especiales para comunicarse con la recepción, termostatos e iluminación inteligentes, sensores de luz, conexión de dispositivos móviles al televisor de la habitación, estaciones de MP3 en relojes, Internet de alta velocidad y los robots.