Durante la fase de proyecto y construcción de este edificio, el
mercado inmobiliario en Barcelona estaba en plena ebullición. A la gran
oferta de viviendas nuevas, no solo en la ciudad sino también en su área
metropolitana, había que agregarle los altos precios que estaban
alcanzando. Ese escenario hizo que sea cada vez más difícil la
diferenciación de un producto inmobiliario del resto de las ofertas y su
posicionamiento dentro de un determinado segmento.
La idea central
de este proyecto es la de probar que la tendencia a suponer que los
intereses inmobiliario y los arquitectónicos son incompatibles puede
estar equivocada y que se podía convencer al cliente, una importante
promotora inmobiliaria, que aunque se construyan 4 o 5 viviendas menos,
las unidades resultantes serian espacial y tipologicamente únicas,
distintas a todo lo que se estaba construyendo en la zona.
Es así
como en un edificio de 22 viviendas hay 11 tipologias diferentes, lo que
planteó un gran problema a la hora de resolver todas las
infraestructuras de servicios y las estructuras resultantes pero que
brinda una extremada amplitud en las formas y tamaños de los
apartamentos
En todos las unidades se busca dar una respuesta no
solo morfológica hacia el exterior, sino también aprovechar los dobles
espacios hacia la Av. Diagonal, que nos coincidía con la orientación
sur, es decir hacia el mar.
Los detalles constructivos fueron
trabajados minuciosamente ya que el proyecto se construyó con el sistema
“precio cerrado” lo que exigió un ejercicio de definición del proyecto
muy complejo. Formalmente se trabajo como una caja oscura a la cual se
anexan volúmenes blancos que componen una fachada asimétrica pero
equilibrada. Dichos volúmenes responden en algunos casos a dobles
espacios de modo que optimizan la entrada de luz del este.
Arquitecto Colaborador: Claudia Amat de Swert
Dirección de obra: Vera Colombo
Ingeniería: BOMA
Contratista: CISA – Grupo Prasa