Iniciamos con un pequeño local muy estrecho y profundo pero con doble altura lo que permitió aprovechar ese espacio para generar luz artificial y desprender un volumen en drywall con rosas hechas en origami pegadas al techo. Para la actividad comercial distribuimos el espacio en una zona de trabajo más amplia y cómoda y un lugar donde guardar material y papelería para el empaque de las rosas. También elaboramos un espacio de gran tamaño y lo descolgamos en el muro para generar mayor amplitud y multiplicar los paquetes de rosas, en la vitrina creamos uno cubos de madera para la exhibición de floreros. Usamos una paleta de color de colores neutro, gris, beige y blanco para resaltar el producto y generar más luz. Un cambio agradable y acertado para una tradicional tienda de rosas que hoy da gusto entrar y comprar las rosas más hermosas de Colombia.